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Significado del As de Oro según la interné (esa mujer a la que le creemos todo lo que dice):

“A grandes rasgos significa Ventura, Triunfo, Poder, Riqueza, Alegría. Según la leyenda esta carta anunció a Napoleón su futura gloria. Aparece como la más positiva de la baraja. Es una carta tan buena que algunos cartománticos ya dan por finalizada la sesión si sale. Vaticina el éxito total, la realización plena de todos los objetivos del consultante. Representa un excitante nuevo destino”.

(Este fue el resultado de poner en Google “significado as de oro” y entrar a la primera página de tarot de la lista. Es decir: dudosa veracidad, pero vale).

Bueno, resulta que el jueves pasado cuando salí de madrugada para tomarme el barco a Colonia (Uruguay) me encontré un ejemplar del As de Oro (baraja española) tirado en la calle a menos de dos cuadras de mi casa. Los que me leen hace un tiempo sabrán que me dedico a juntar naipes en distintas ciudades del mundo y que, cada vez que encuentro uno, algo bueno me pasa (como por ejemplo: esto). Hacía mucho que no encontraba uno y la verdad es que en Buenos Aires mi Naipe Mode se desactiva por completo, así que fue una sorpresa y una alegría verlo ahí esperándome (boca arriba, porque al parecer el significado de la carta es totalmente distinto si esta aparece boca abajo). Las cartas nunca mienten… (?)

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Como les conté el día que fundé el grupo de autoayuda virtual Viajeros Anónimos, tenía planeado irme a Uruguay hacía más de un mes para hacer un Road Tripping Uruguay de bloggers autogestionado. Pero en el medio pasaron muchas cosas y el viaje autogestionado se convirtió en un blogtrip con todas las letras: un viaje para bloggers (uno de los primeros que se realiza en Argentina) organizado por el Sheraton Colonia Golf & Spa Resort (con roaming cubierto por Claro Argentina, asistencia al viajero de assist-med y viaje en barco cortesía de Buquebus). Además, a los tres twitteros originales se le sumaron más bloggers, dospuntoceros y magos como los chicos de Magia en el Camino (Dino y Aldana), Walter Duer y Lucila Runnacles.

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[singlepic id=5421 w=800 float=center] Soy el señor Aniko, un empresario japonés 

Estos fueron los momentos cumbre (para mí) del Sheraton blogtrip Colonia que duró dos días y una noche.

* Desayuno improvisado on the boat

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Bien lo dijo (o mejor dicho lo twitteó) @marioalza: “@viajandoporahi (osea yo) sabe de desayunos improvisados en viajes”. Y no soy la única. Cualquiera que viaje low cost sabe de desayunos improvisados, de esos que se toman sentados con las piernas cruzadas, entre mochilas, sobre el pasto, en un escalón, en la vereda, en la entrada de alguna casa o, como nos tocó a nosotros, en el piso alfombrado del barco. Qué bien nos vino ese cafecito y esas medialunas a las 9 am, cuando ya hacía varias horas que estábamos levantados. Qué lindo es improvisar y sentarse en ronda con otros viajeros, qué lindo es sentir que la charla es tan interesante que el viaje de ida se pasa volando. El barco iba repleto: cualquier finde largo es una buena excusa para huir a Colonia, ese mundo empedrado, faroleado (¿se dirá así?) y silencioso tan cerca y tan lejos de Buenos Aires. Y nosotros no sólo estábamos entre los suertudos que se escapaban a Colonia, sino que tuvimos la suerte extra de poder quedarnos una noche en el Sheraton.

[singlepic id=5433 w=800 float=center] El Sheraton visto desde la cancha de golf

* Faaah!

Me gusta ver cuál es la expresión que usa la gente cuando está sorprendida. La clásica es “uaaaaaauuuu” o “uouuu”, pero a mí me salió decir FAH. Cuando puse la tarjeta en el picaporte y abrí la puerta de la habitación 214, entré y me dije a mí misma: Faaaah! Nadie me escuchó porque estaba sola, pero lo dije varias veces. Entré cual nena y me puse a revisar todo: abrí las puertas de los placares, miré lo que había adentro del frigobar, prendí la tele e hice zapping, abrí las cortinas, miré de cerca los frasquitos de shampú, saqué fotos del baño, me miré en todos los espejos. Casi me pongo a saltar sobre la cama pero me contuve. Lo que más me gustó de la 214: la vista al campo de golf (obvio) y el escritorio preparado para usar la compu (no soy la única que trabaja mientras viaja).

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[singlepic id=5443 w=800 float=center] La vista desde mi ventana…

Laura y Virginia (del Sheraton, quienes nos acompañaron al viaje) nos hicieron un recorrido por el hotel: entramos a los distintos tipos de cuartos (el “faaah” inicial se iba acrecentando a medida que aumentaba el tamaño de la habitación), conocimos el gimnasio y el spa, pasamos por los restaurantes y hasta hicimos una parada en el Sheratoons (el área pensada para los más chicos, en la cual TODOS nos quedamos un largo rato). Lo que más nos llamó la atención del Sheraton de Colonia es que, a simple vista, “no parece un Sheraton”. Estamos acostumbrados a ver este hotel en versión edificio en pleno centro de las ciudades más grandes del mundo. En Colonia es distinto: está a 7 km del centro histórico, es un edificio bajo, tiene mucho marrón y madera, tiene una enorme zona verde… Está integrado con el destino. Es como una casa de campo de lujo, pero sin que falte la calidez de la chimenea y el fueguito.

[singlepic id=5411 w=800 float=center] El área Sheratoons

[singlepic id=5428 w=800 float=center] El campo de golf

[singlepic id=5435 w=800 float=center] La pileta exterior

[singlepic id=5413 w=800 float=center] El área de spa

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* ¡A la pelotita!

Top 1 de momentos cumbres: bloggers de viaje jugando al golf. Corrección: bloggers de viaje intentando jugar al golf. Nos pusimos en fila y fuimos aprendiendo de a poco: cómo agarrar el palo correctamente, cómo realizar el swing, cómo pegarle a la pelotita blanca. Visto de lejos, creo que parecíamos la versión latina de Happy Gilmore (no me digan que no vieron esa peli…). A mí me encantó, aunque no emboqué una (lo máximo que logré fue pegarle con la pelotita dos veces casi seguidas al cartel que decía “No tirar del césped” y que claramente no estaba puesto ahí para que uno le pegara sino para pedirnos que no tiráramos el césped). Fue una gran manera de liberar tensiones, aunque después quedé agotada. El tiempo pasa volando cuando uno juega al golf.

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[singlepic id=5431 w=800 float=center] Lo blanco es el cartelito al que golpeé varias veces

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* Gastronómicas: Dame otro chivito / No tomo mate (pero ojalá lo hiciera) / Viva la grapamiel en invierno

Un viaje sin probar la comida local no es un viaje de verdad. La gastronomía es, para mí, un rasgo cultural fundamental del destino en cuestión, así que al viajar hay que olvidarse de las mañas y probar toda la comida autóctona que se pueda. Esa es mi premisa (y por eso suelo volver de cada viaje con varios kilos de más). En Uruguay hay varios imperdibles y, si bien son los obvios, por algo son tan famoso: el chivito, el mate y (mi más reciente descubrimiento) la grapamiel.

[singlepic id=5414 w=800 float=center] El chivito

El chivito es un sandwich de lomo (bien fino) con lechuga, tomate, jamón, queso y huevo frito. Lo del huevo frito, en mi opinión, es fundamental, porque lo divertido del chivito es que lo agarrás y chorrea huevo frito por todos lados. Además se acompaña con papas fritas o ensalada y es obligatorio comerlo con la mano (se disfruta más). Delicioso.

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Si yo tomara mate podría explicarles cuáles son las diferencias entre el mate argentino y el mate uruguayo. Pero como no tomo, no puedo. No puedo hablar de cosas que no experimenté. Sí puedo decirles que acá la preparación del mate es mucho más meticulosa y dedicada que en Argentina. Puedo decirles también que entre los 3 millones de uruguayos consumen 32 millones de kilos de yerba y toman 400 millones de litros de mate al año. Y puedo afirmar (porque lo veo todo el tiempo) que van todos con el termo abajo del brazo (incluso al shopping). Es una imagen que me encanta.

Y la grapamiel es eso mismo: grapa con miel. Ideal para este invierno frío.

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[singlepic id=5436 w=800 float=center] La cena…

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[singlepic id=5439 w=800 float=center] Y el postre

* Magia en el blogtrip

Tuvimos la tarde libre y cada cual se dedicó a lo suyo: algunos probaron el spa, otros el gimnasio, creo que algunos durmieron la siesta y otras se dedicaron a parlotear (ejem). El día terminó con cena y show de magia by Dino. Todavía sigo pensando cómo hizo para hacer aparecer pelotitas en mi mano cerrada (no me lo digan, si lo saben no me lo digaaaaan!). Finalmente me fui a dormir tras un día agotador, largo y lleno de cosas nuevas. La cama me abrazó, literalmente. Al día siguiente salimos en bici por el casco histórico de Colonia, pero eso queda para el próximo capítulo.

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[singlepic id=5447 w=800 float=center] Así de bien se duerme

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[box border=”full”]Agradecimientos:
Al Sheraton Colonia Golf & Spa Resort por la invitación y la organización del blogtrip.
A assist-med por acompañarnos con su servicio de asistencia al viajero.
A Claro Argentina por darnos el servicio de roaming y permitirnos estar constantemente conectados.
A Buquebus por llevarnos de Buenos Aires a Colonia.
Y a todos los bloggers y gente del Sheraton por la buena onda! [/box]